CASO FARMACIAS
El bullado caso de colusión entre las principales farmacias ha develado un engaño de proporciones mayúsculas en la venta de medicamentos. Los procesos judiciales se iniciado con pasión al igual que las escaramuzas en las calles en contra de algunos locales comerciales. Sin embargo, no quisiera dejar de hacer mención de aquello que resulta de la más alta gravedad para nuestro país y sociedad. La pregunta que debemos hacernos, es cómo ha sido posible que un grupo de empresarios nacionales, ejecutivos y propietarios, hayan llegado al punto en que se hayan mostrado dispuestos a burlar, traicionar y pasar por encima de toda nuestra sociedad, sólo con el afán de aumentar sus ventas. Y me pregunto cuantas veces más esto ha sucedido en el silencio de la mentira. Lo que es más doloroso, más allá del mayor valor pagado por cada remedio, es comprobar cómo dentro de nuestra sociedad se ha engendrado e instalado una verdadera cultura del robo y del abuso, de chilenos contra chilenos. A sólo meses de enfrentarnos a una bellísima conmemoración de nuestra República, estamos atónitos viendo como nos estamos robando los unos a los otros en una escala inimaginable. Pareciera que el dinero nos ha hecho renunciar a lo más sagrado que tiene una nación, la decencia, dignidad y el orgullo de su pueblo. No debemos dejarnos vencer por la apatía ante estos nefastos síntomas de decadencia, sino que hay que protestar con energía y seriedad, para que nuestros hijos conozcan y se les grave en la memoria que no es tolerable actos como estos al interior del Chile que soñamos. Robar a los más humildes es traicionar la confianza que millones de compatriotas han depositado en sus gobernantes y empresarios, de los en su gran mayoría sentimos un gran orgullo. No puede ser que, por ejemplo, la Derecha política se encuentre sumida en un silencio tan profundo, cuando precisamente se está violentando a aquellos que ellos declaman defender con tanta convicción. Nuestras autoridades y representantes deben asumir con valentía y patriotismo nuestra defensa, para que nunca más un chileno se sienta con el derecho de abusar libremente de sus propios conciudadanos. Chile es un país con un destino glorioso, y nosotros, sus ciudadanos, siempre lo defenderemos, con orgullo y valentía, impidiendo que una tropa de avarientos sin alma y sin nobleza maten nuestras esperanzas.